viernes, 4 de mayo de 2012

Chorreando


Tus ojos derraman el tiempo
de las miradas insondables
que un día quise mías.

Atropellándome en palabras
que tus iris callaron
y las hice canciones de amor.

Pulidas caricias de sol y luna
en armonía consagrada.

Allí quedaron...
prendidas del tiempo en ese parque.
Cómplices de una adolescencia
miope y eterna
y sucumbían
sobre la hierba en esplendor,

reverdecidas de un amor que se asomaba
al puente sobre patos olvidados.
Se derramó el tiempo entre tus dedos...

se derramó y yo lo recogía,
con la urgencia prisionera de mis años,
con la angustia de un reloj
que respiraba
la arena alocada del otoño
que soñó ser primavera.

Corre rápido el cronos perturbado,
-demente que así se balancea-
sumido en la profunda esquizofrenia
que abarca en su amplitud las estaciones.

No asumo este negocio ni el embargo
que la vida en su carrera me plantea.
No quiero chorrear más tiempo
por los ojos...

No quiero que tú ya hayas pasado
y que no vuelvas...

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