jueves, 3 de mayo de 2012

Con dos ovarios


Hoy me levanté con el firme propósito de tomar por fin las riendas de mi vida. De mirarme las tripas y encontrar lo que realmente soy y quiero. A estas alturas es un secreto a voces que, tras 19 años de convivencia, mi matrimonio se va al carajo. Han sido 24 años amando a un hombre con toda la intensidad que soy capaz (y creédme, es mucha). Por éso, la sensación de fracaso es tan, tan grande.
Durante dos meses (nefasto verano) he vivido el infierno de la depresión. El convencimiento de que mi mundo se derrumbaba y mi vida dejaba de tener sentido.
Supongo que es un período de luto que tod@s debemos pasar. Bien pues, yo creo que estoy saliendo de esa fase funesta, dolorosa, punzante... Aún siendo consciente de que tendré nuevos altibajos, estoy dispuesta a echarle un par de ovarios a la vida. No tengo muy claro todavía por dónde irán mis pasos. Pero sí sé que saldré de ésta.
¿Y sabéis qué? Estoy dispuesta a amar de nuevo. Lo he hecho pocas veces en mi vida, lo confieso. Como buena géminis me cansan las relaciones monótonas que no me aporten nada. Pero cuando Hulna se enamora de verdad... ¡ tiembla Roma!
Y sé que hay un hombre maravilloso esperándome. Alguien capaz de hacerme sentir viva de nuevo. Alguien que me regale una sonrisa cada mañana y esté dispuesto a amarme como yo necesito...y me merezco, ¡qué carallo! ¡A ver si me entero de una vez de que valgo un potosí! ¡Joder! Que me empeño en sentirme una piltrafilla.
Tal vez esta nueva etapa me enseñe a quererme a mi misma. Seguro que desde ese amor que me espera encontraré no sólo el valor para enfrentar mi nueva vida, sino también la autoestima que genera saberse amada y valorada por lo que soy.
Encontraré el diamante que se oculta en mi interior. Ya me estoy poniendo a ello.


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