jueves, 3 de mayo de 2012

A tortas con Dios


Préstamos.
Así vivimos.
Acurrucados en un lugar del desierto,
a sorbos con el agua de la vida.
Un tiempo a plazo limitado.
Hipotecados al capricho de quien mueve los hilos.
Acostumbrándonos a usar divisas ajenas.
Creyéndonos los dueños de un instante que no es nuestro.
Engañándonos como niños que viven de quimeras.
¿Qué tiempo se me para
para ponerlo en movimiento?
¿Qué cheque he de firmar
para comprar un poco más de vida?
¿Qué momento es mi momento?
¿Qué recursos me quedan
para asegurarme un beneficio
más allá del cuerpo jubilado?
Trascender... éso quiero.
Resucitar de la muerte cada día.
Pellizcarle la piel al dios que nos vigila
y boxear con brazos cortos-ingenuo púgil-
enfrentando al campeón que nos reta,
sabiendo de antemano que la lucha está perdida.

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