El Otoño no es la cárcel.
Sino el aliento infinito
de quien ve a su amor
y amarillea.
Y cae lánguido como hoja
a merced del viento
y su capricho.
El Otoño es tiempo de asombrarse
con el dulce sabor de Primavera
y la alegre sonrisa del verano
que asoma al corazón y juguetea,
haciendo del amor sus estaciones,
perdiéndose en la idea
de que así el corazón rejuvenece
y esconde una danza en las caderas
de quien sabe ser lo que parece.
Así nos hace. Así sentimos...
Eternamente joven.
Sin inviernos.
Cristal pulido.
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