No encuentro inspiración
para un poema.
Se ha muerto en un renglón
buscando el tema
que arda de pasión
y a mí me encienda
o me haga describir
el alma oculta en mil teoremas.
Me siento desganada
y aburrida.
Sumida en dique seco,
sin palabras.
Llorando la mudez
de mi poesía,
sin hálito de vida...
¡tan callada!
Reposa en ataud
de noche fría.
Envuelta en sábana de amor
y es su mortaja
la búsqueda de luz
sin armonía,
la losa de silencio
que me apaga.
Tal vez se me despierte
con un beso
y vea que el poema resucita
con esa exactitud
que da la magia
y recobre la alegría de mis versos
robándole a la musa su caricia,
vertiéndome de nuevo en la sonrisa
que tiene la poesía ... y me contagia.
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