A muchos les parecerá injusto (y puede que tengan razón). Pero como ya dije en otra ocasión, estas depresiones cíclicas no me preocupan, porque sé que son pasajeras.
Sin embargo a mí me gusta disfrutarlas en todo su esplendor y vivirlas a tope, sintiéndome desdichada y dándome mucha penita de mí misma. Es mi derecho.
No me consuela que otros tengan peor suerte que yo y aseguren que no tengo motivos para quejarme. Esta depresión es mía y la saboreo a tope, ea. Además... ¿qué sabe nadie de mis motivos?
Mañana, pasado o el otro, probablemente yo misma me reproche mi astenia y comprenda que mi vida es genial y maravillosa.
Pero digo yo que, cuando se me repite con esta periocidad, algún motivo de fondo debe haber.
Será que se acerca mi cumpleaños (¿que se acerca? ¡¡que se me echa encima!! el 25 cumplo %@* tacos...
Soy una buena para nada y no sentir la libertad es mi peor cadena. Actuar siempre conforme los demás esperan de mí, es una de las razones de mi depre.
Sólo cuando acabo aceptando con resignación esa realidadimperiosa, es cuando empiezo a salir de la oscuridad. Me convenzo de que nada va a cambiar, de que nada tiene ya remedio.Me acomodo, me adapto... y otra vez a autoimponerme la convicción de que nada es para tanto. De que mi vida es realmente feliz, de que soy tremendamente afortunada y me quejo de vicio.
Y así resisto... hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario