viernes, 4 de mayo de 2012

Al alba...


La madrugada absorbe
cada gota de amor que hay derramada
en la sábana oscura de la noche.

La danza de dos almas se clausura
y regresa a la quietud cuando saciada
se queda la urgencia por el baile.

Armónicas miradas se suceden,
al alba espectadora de las llamas
que la prisa turbulenta de caricias
a la sombras de dos cuerpos reclamara.

Seduce la luz que se camufla
en ráfagas de cielo bostezando
y empuja la mañana inexorable
la cálida modorra que da el amor usado.

Así se ven los ojos -ya cerrados-,
a juego con la plácida sonrisa
que asoma -como rúbrica en los labios-,
haciéndose testigos de la dicha
de haber sido danzantes de la noche
y locamente haberse amado...

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