Tus manos dibujan alacranes
en mi ombligo que susurra la agonía,
las ansias porque acabes de tragarme,
voraz. concupiscente y delirante.
Incrústame el veneno miestra tiemble
mi cuerpo que se eleva hasta la cima.
Árido es el grito de mi vientre
que te invita a ser tomado cual colina.
Te espero, ah... ávida y sedienta,
como muerte virtuosa y rezagada.
Trémula mi carne, ya entregada,
se quiebra como junco y se impacienta.
No tardes, que la herida es lacerante.
Preñada por la angustia de ser tuya,
transida de amargor y de dulzura,
está mi piel henchida y espectante
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