Lánguida, enmudezco.
Retorno a mis círculos apáticos.
Reconstruyéndome en baldosas
que pasean los pies de la desidia.
No es avance o retroceso.
Sólamente es el proceso
del vicioso ruedo de la vida.
Unas veces voy arriba,
asumiendo mi reinado
en la cresta de la ola que se arrima
a la costa donde rompe embravecida...
Otras, muere suavemente
besando la orilla,
sin dejar mayor constancia de mi paso
que el surco leve, tibio y manso,
de la espuma sin fuerza y aburrida...
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