jueves, 3 de mayo de 2012

El sueño de Alicia (o la merienda de locos)


Retornaré los pasos al camino
donde eternamente vuelvo,
a pesar de tanta espina.
Buscando alivio entre unas rosas
que dan tortura a cambio de su aroma.
Me aparto del sendero florecido
de rojas amapolas adornado.
Huyo del dulce olor apasionado
que inunda el corazón enardecido.
El cruce me divide el alma
y voy -Alicia soñadora que despierta-
a la merienda desquiciada de los locos.
No sé si a la mansión de liebre absurda
o a la del sombrerero atolondrado.
El caso es que el cerebro complicado
de un lirón durmiente, me gobierna.
Camino -ojos cerrados-
donde deciden estas piernas
que observo mas no sé reconocerlas.
Seguí al conejo blanco...
¿Qué hora era?
La hora en que mis ojos se cerraron
perdiendo la noción de toda regla.
El sueño me ha tomado de la mano...
La reina de los naipes reclama a gritos
mi cabeza.


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