jueves, 3 de mayo de 2012

Muerte ¡que espere!


Yo no sé de la muerte.
Si acaso existe
será una mirada mínima al horizonte
que se extiende un segundo.
Apenas un discurso que dure un suspiro...

Yo sólo sé del arcoiris que viene tras la lluvia,
allá donde la luz se viste a veces
de sombras
y retorna a su vestido
la mañana.

Si hay algo más allá... que espere.
Y que lo haga radiante en la luz difusa
que invita al tunel
y al repaso de la vida.

Quiero ser consciente si es que llega.
Quiero vivir esa experiencia a tope,
como un segundo nacimiento.

Pero a su tiempo y nunca antes
de haber saboreado la miel
de las caricias múltiples
y el color intenso y rojo
de una simple amapola...

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