viernes, 4 de mayo de 2012

Nada


Permitidme un inciso.
Que se mude de tejado la palabra.
Ni siquiera es mío el aire que respiro.
No tengo decisión. No tengo nada.
Tampoco es mío el espacio en el que habito.
Ni mis hijos. Ni mi amor.
No tengo nada.
La piel que ocupo me es prestada
y habré de devolverla sin remedio
cuando ya me quede grande y tan gastada
que no me reconozca en el espejo.
No es mía el agua, ni el sol, ni la montaña.
Ni la voz tan prometida desde atriles infames.
Ni el fruto de mi esfuerzo es canjeable
por esa dignidad que se proclama.
No tengo voluntad. Soy maleable.
Se calla el pensamiento. Se duerme el alma.
No tengo el beneplácito en la duda.
No tengo libertad. Soy ciega y muda.
No es mía, tan siquiera, la distancia
que va desde mi ombligo al infinito.
Ni el silencio ,al que me acojo y me resigno.
No soy. No tengo. No existo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario