jueves, 3 de mayo de 2012

Sólo siento asco


Son las 5 de la mañana. Y aquí sigo. Tengo náuseas. Me acabo de descargar. He soltado todo lo que tenía guardado mi corazón. Le he escrito soltando toda mi rabia, mi asco, mi odio, la repugnancia que siento.... y sin una sóla lágrima. ¡Qué verdad es que todo lo que no te destruye te hace más fuerte!
Jamás creí que se podía sentir tanto odio hacia quien se ha amado tanto. Pero así es. El amor voló. Murió. Y no fui yo la culpable. Y ahora me siento humillada por las veces que me usó sin amor. Por las veces que fingió en la cama. Por las veces que me utilizó mientras yo me entregaba como una gilipollas enamorada.
Me arrepiento de todos estos años. De todo el amor que sentí. De los poemas que le escribí. De todo lo que mengüé... mientras él crecía.

Creo que iré a darme una ducha para acabar de desprenderlo de mi piel.
Pero seré feliz. Algún día.
Cuando sea capaz de perdonarme a mí misma. Cuando sea capaz de quererme a mí misma. Cuando me dé permiso a mí misma.
Y no estaré sola.

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