Soñé contigo hoy
-cruel pesadilla-
y el celo de tu sombra me cegaba
¡maldita usurpadora
que a hurtadillas
veníase a espiarme hasta mi almohada!
De nuevo te has colado en mi inconsciente
por un pequeño hueco que quedaba
y sin pudor te has hecho fuerte
-aun sin espada-
en un rincón abierto de mi vida.
Llegas como ladrón
-¡nefasta suerte!-
desde un verano azul
que hiere y grita.
Porque en mi sueño gris
tú te morías
y me hice mil pedazos con tu muerte.
Te vi real como aquel día
que se inundó de luz con tu sonrisa.
y al ver la realidad clara y precisa
se calentó mi alma que era fría.
¡Què despropósito feroz!
¡qué cruel desdicha!
Te hacía muerto y olvidado...
¡No imaginé que aún yo te quería!
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