A lomos del viento te marchaste.
Tu flequillo jugaba como un niño
al escondite con mis dedos
hasta llegar aquel instante
en que dijiste adiós ... y sonreías.
Soplaste para ser porción del aire
y así cumplías tu promesa
de estar cerca de mí en cualquier parte
donde una brisa levantara los recuerdos
y ,eterno vendaval te encontraría,
oculto en la memoria de algún sueño.
Volviste de tus vientos y otredades,
para inundarme toda con tu olvido.
Pues al mirar de nuevo y reencontrarte
un arma nos hirió con doble filo.
Dejamos que se fuera nuestro tiempo
y al cruzarnos la mirada descubrimos
que el amor jamás será el de antes
y que ni tú ni yo somos los mismos.
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