LLUVIA EN LA VENTANA



Me sentí vencedora al alejarme
de tus tardes de invierno.
Me quedé -sin embargo- en tu mirada,
arrugándole la frente a tu memoria.

Me quedé en tus manos desarmadas
y en la piel de tu asombro permanezco
como un recuerdo táctil que conserva
las huellas de mi cuerpo
mil veces recorrido.

Me exilié a los cristales 
manchados de tormenta en tu ventana
y golpeo furiosa con dedos de lluvia y trueno
allá donde mi ausencia permanece.

No  quiero tu amargura
que me busca en los rincones
pero -confieso- que me gusta ver tus lágrimas
llamándome en la sábana intacta del olvido.

Disfruto de tu pena que sentada en la butaca
se asoma al balcón gris de mi regreso.

Con un suspiro roto y huérfano se muda tu pecho
hasta mi foto y suplica en silencio que el tiempo retroceda.

No quiero que te canses buscando mi rastro en los armarios
ni que me grites tus te quieros que van desde el salón
hasta la almohada.

No quiero que  beses el fantasma
que impregna mi perfume por la casa.

No volveré, aunque no me fui muy lejos.

El vuelo de las aves me reclama...
y así me verás tú.... algún día...
mostrándote mis alas desplegadas.