(A mi almohada blandurriona)
Regreso a contar secretos...
A llorar contigo el abandono,
el tiempo fugaz que me persigue...
Las alegrías, el dolor, el soborno.
Regreso a ti, almohada tonta.
A tu respuesta callada
y a las blandas confidencias
de nuestra noche aliada
con tu infinita paciencia.
Regreso a mi adolescencia
que nunca creció conmigo
y aún resuena en mi guitarra
la inocencia camuflada
entre acordes sibilinos.
Sobre ti vertieron lágrimas
mis ojos enrojecidos
y te mordieron mis dientes
con la impotencia elocuente
que se alimenta de olvidos.
Regreso a la compañera
de dulces sueños de niño
que permanecen blindados
contra el reloj mal herido
y el despertar de los años.
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