jueves, 3 de mayo de 2012

Dulcihulna y el enano del puente

jeje.. bueno... pues aquí va la aventura de Dulcihulna corrida justo al día siguiente de la del oso...biggrin


Segundo día de aventura
que mi ingenuidad proclama.
Os prometo que soy tonta,
y ya no tengo palabras.
Os relataré enseguida
lo que al cruzar un puente
sobre un río,me pasara.
Al llegar a la otra orilla
decidí yo darme un baño
en esas aguas tan claras,
que, después de lo del oso,
sentiame muy manchada.
Desprovime de mis ropas
dejándolas a un costado
(aunque sucias, bien dobladas,
como estaba acalorada
pronto metime all agua.
Al cabo de media hora
escuché que me llamaban.
Asusteme, arrebolome
y como pude tapome
mis verguenzas, apurada.

-"No os asusteis, bella moza,
que no os ocurrirá nada"
-díjome una vocecilla
que así me tranquilizaba.
Bajo el puente vi salir
un hombrecillo maltrecho,
de cuerpo bien retorcido
y muy reducida talla.
-"No os asusteis"- repitió
-"que soy el duende del agua
y hasta tres deseos puedo
concederos, bella dama."
Ya empecé yo a relajarme,
pues me daba confianza,
y sentome alegremente,
mientras el duendecillo hablaba.
Comencé rápidamente
a pensar en tres deseos:
alimento, ropa nueva
y encontrar mi caballero.
-"Pero antes- díjome-
tendréis que recargarme,
que así funciona la cosa:
soy un duende recargable"

Quedóme muy sorprendida,
pensando cómo iba a ser,
pues no viera yo en su espalda
cajita donde meter
las pilas al duendecillo...
Pero me lo dijo él.
-"Para poder funcionar
y deseos conceder,
necesito con la dama
sin más demora yacer,
y así me recargo yo
y contenta queda usted".
Hete aquí que lo pensé
(os juro que lo pensaba)
y por ver mis tres deseos,
al duende yo recargué.
¡No veas el duendecillo!
Muy mágico debía ser...
¡Por Dios cómo funcionaba
con las pilas duracell!
Y después, ilusionada,
pregunté por mis deseos,
porque mucho me gritaba
que me iba a complacer.

Mas no apareció comida,
ni ropa nueva ni usada,
y el caballero no estaba...
y empecé a palidecer.
-"Buena moza -dijo el duende
-decidme ¿ qué edad teneis?"
-"Ya he pasado de los veinte
y a cincuenta no llegué."
-"Y a esta edad, hermosa mía...
¿aún creéis vos en los duendes?
Volved a cruzar el río,
caminad por ese puente
y retomad el camino.
Andad, criatura de Dios,
y alejaros de los puentes,
que si es tanta la inocencia,
muchos serán los duendes."
Ya lo veis, amigas mías,
la desgracia nuevamente
acéchame en cada esquina...
¡qué complicada es la vida
de algunas damas errantes
que por encontrar amante
con enano verde atinan!!

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