jueves, 3 de mayo de 2012

Las campanas están tocando a muerto


Que están tocando a muerto,
las campanas.
Que se vista de luto
la esperanza
Que venga con su llanto
el sauce triste
y que las parras
derramen de sus frutos
todo el zumo.

Que están tocando a muerto
y yo no he sido.
No derramé la sangre del difunto
ni quise yo su muerte prematura.
Que vengan a llorar con amargura
las rosas que he plantado en mis jardines.

Pero que nadie me cargue a mí la culpa
del llanto que desborda a los jazmines
ni del manto de tristeza que adorna a la amapola.
La víctima que véis se ha muerto sola
sin nadie que la salve ni la estime.

Nadie cuidó el amor que en esta alcoba
dormía y hace tiempo agonizaba.
Nadie le dio calor y con la aurora
nos dijo adiós con lágrimas amargas.

Pero no iré a rezarle a tumba alguna.
Que no voy a enterrarlo en tierra vana.
No quiero ver cómo se pudre
en esta sepultura tan temprana.

Lo miraré desnudo y sólo el aire
se llevará su cuerpo entre la bruma.
Que no lo toque nadie
porque será un fantasma que a la luna
le pedirá el poder de visitarme.

Y rozaré el recuerdo como ha sido.
Y besaré sus labios-dulce cuna-
donde anteayer dormía así mecido;
Amor de mi amor que no se entierra,
así repiquen muerte las campanas...


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