Diario de una adolescente.
Querido Diario :
Lo hice. Me armÁ© de valor y le dije a Roberto que se acababa. Me sentÁa importante mientras le soltaba mi discurso de despedida. El clavicordio de mi corazÁ³n soltaba notas impulsadas por una caterva de sentimientos sin control. Como si fuera un propulsor a chorro. Casi ni me lo creÁa. El majadero me escuchaba atentamente, mientras sus ojos se inyectaban de sangre y sentÁa crecer una vesania peligrosa en su interior.
-No puedes hacerlo- dijo con una seguridad que me llenÁ³ de miedo. Pero yo estaba decidida. Mi primer impulso fue salir corriendo, como una gacela cobarde y asustada. Pero me propuse que de esa noche no pasaba.
-Si me dejasá?¦ me suicidarÁ©. Á¿no ves que te quiero? Te juro que no se repetirÁ¡ mÁ¡s. á??Su tono se volviÁ³ casi dulce. Evolucionaba en matices desesperados mientras me sujetaba las muÁ±ecas y me atraÁa hacia sÁ en un tono de sÁºplica que me conmoviÁ³. Á¿SerÁa capaz de cumplir su promesa? Yo no querÁa que su muerte pesara sobre mi conciencia. Yo me lo creo todoá?¦ (Á¿quÁ© le voy a hacer? Soy ingenua y crÁ©dula.) Le mirÁ© a los ojos y el miedo se mezclÁ³ con lÁ¡stima. Me sentÁ dÁ©bil de nuevo. Atrapada de nuevo. Sobornada. Á¿QuÁ© podrÁa hacer?
No. No. No. Lo sientoá?¦ no puedo seguir contigo. á??musitÁ© intentando librarme de su abrazo. Pero Á©l me apretaba mÁ¡s fuerte.
-Si me dejasá?¦ -esta vez su tono no era de sÁºplica, sino de amenaza.-Le dirÁ© a tu madre que eres una zorra. No te dejarÁ¡ salir en aÁ±os, lo sabes. Si ves la calle es por mÁ. Puedes llegar tarde, ir a sitiosá?¦ y sabes que es gracias a mÁ. Eres mÁa. No te dejarÁ© apartarte de mi lado. No puedes. No eres nada sin mÁ.
Quise salir corriendo. Le dije que estaba loco. Que no me importaba nada de lo que dijera. Á¡Á¡Á¡Dios mÁo!!! Á¿a dÁ³nde fueron mis 14 aÁ±os de pronto? Me sentÁa la protagonista de un filme de terror. Me sentÁa vieja. Vieja y desgraciada. Yo querÁa correr a los brazos de mi madre. QuerÁa volver a jugar con mis amigas. QuerÁa chismorrear sobre chicos y disfrazarme y reirá?¦ En cambio estaba allÁ, intentando librarme de los brazos de aquel tipo sudoroso, de ojos saliÁ©ndole de sus Á³rbitas, de rostro desencajadoá?¦.
La primera no me doliÁ³. Las siguientes bofetadas se me incrustaron en el alma desafinando por completo el clavicordioá?¦.
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