Cualquier tarde de lluvia
se viene a pasear tu ausencia
por mis calles.
Me canta cada gota
tu prístino mensaje
de soledades y aullidos,
-atroces sacudidas al recuerdo
de aquello que fuimos
o intuímos ser por un instante.-
Cualquier tarde de lluvia
dará un salto de tus ojos
a los míos.
Y sumaré mis lágrimas al frío
que también tamborilea mi paraguas.
Una de esas tardes de lluvia,
-cualquiera-
a través del arcoiris
daré por fín un brinco
y le plantaré cara a los sueños,
reclamando me indemnicen
por tanto silencio... y tanto olvido.
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